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Fiebre, fatiga y dolor articular señales frecuentes en adultos

Cuando el cuerpo habla... pero nadie escucha

La enfermedad de Lyme puede afectar a cualquier persona, pero en adultos suele presentarse con síntomas muy comunes, como fiebre leve, fatiga persistente y dolores articulares. El problema es que estos signos también pueden estar presentes en muchas otras condiciones, por lo que el Lyme suele ser pasado por alto o confundido con otras enfermedades como la influenza, la artritis reumatoide, el estrés crónico o incluso la depresión.

En esta entrada te explico por qué la fiebre, la fatiga y el dolor articular son manifestaciones frecuentes en adultos con Lyme, cómo diferenciarlas de otras causas, y por qué no deben subestimarse, sobre todo si hay antecedentes de exposición a zonas con garrapatas.

 

¿Por qué es importante reconocer estos síntomas?

Porque la fase temprana de la enfermedad de Lyme es reversible con tratamiento oportuno. Pero si se ignora, los síntomas pueden persistir, complicarse y volverse crónicos, afectando la calidad de vida de forma significativa.

“En adultos, la sintomatología inicial puede parecer banal, pero es justamente en esa etapa donde el tratamiento puede evitar complicaciones neurológicas, cardíacas o musculoesqueléticas graves” (García Meléndez et al., 2014, p. 90).

 

Fiebre: una señal que pasa desapercibida

En Lyme, la fiebre suele ser:

  • Leve a moderada (37.5–38.5°C), no muy alta.
  • Acompañada de escalofríos o sudoraciones nocturnas.
  • Intermitente o prolongada: va y viene sin patrón claro.
  • En ocasiones, despierta al paciente en la madrugada con sudoración fría.

Esto hace que muchos la confundan con una gripe, estrés térmico o infección viral.

A diferencia de otras enfermedades infecciosas, la fiebre en Lyme no siempre es intensa, lo que puede llevar a subestimarla (CDC, 2023).

 

Fatiga intensa y desproporcionada

Uno de los síntomas más frecuentes y debilitantes.

  • Cansancio profundo, incluso tras dormir 8 horas o más.
  • Sensación de “desgaste corporal”, sin energía para actividades cotidianas.
  • Dificultad para concentrarse, pensamientos lentos (“niebla mental”).
  • A menudo, empeora con el esfuerzo físico o mental mínimo.

La fatiga puede confundirse con:

  • Síndrome de fatiga crónica (EM/SFC).
  • Burnout laboral.
  • Depresión o ansiedad.
  • Trastornos hormonales (hipotiroidismo, menopausia).

Estudios han demostrado que Borrelia puede afectar la función mitocondrial, generando disfunción celular energética, lo que explica la fatiga persistente en pacientes con Lyme crónico (ILADS, 2022).

 

Dolor articular: ¿artritis o infección?

El dolor articular en Lyme se caracteriza por:

  • Afectar articulaciones grandes o medianas: rodillas, codos, muñecas, tobillos.
  • Ser intermitente y migratorio: cambia de lugar de un día a otro.
  • Asociarse a rigidez matutina, sensación de “tirantez” o “flojera”.
  • A menudo sin hinchazón visible ni deformidades, lo que lo hace pasar por algo psicosomático.

Este tipo de dolor puede confundirse con:

  • Artritis reumatoide temprana (aunque en Lyme no hay autoanticuerpos típicos).
  • Osteoartritis (aunque en Lyme, los dolores no se relacionan con el desgaste articular).
  • Fibromialgia (aunque en Lyme hay marcadores infecciosos y exposición a vectores).

“La artritis de Lyme es una de las formas más claras de presentación tardía de la enfermedad, pero los síntomas articulares pueden aparecer desde las primeras semanas, aún antes de tener alteraciones en laboratorio” (Becker et al., 2014).

 

¿Qué combinación de síntomas debe alertar?

Si eres adulto y presentas dos o más de estos síntomas sin causa clara, y además:

  • Has viajado recientemente a zonas rurales, bosques, parques, jardines o granjas.
  • Tienes contacto frecuente con animales (perros, gatos, ganado, vida silvestre).
  • Has tenido alguna picadura de insecto (aunque no hayas notado garrapatas).
  • Vives en zonas con presencia de garrapatas documentada (aunque el país no reconozca oficialmente el Lyme).

Entonces, deberías considerar la posibilidad de enfermedad de Lyme.

 

¿Qué hacer si tengo estos síntomas?

  1. Consulta médica con un profesional que conozca enfermedades transmitidas por garrapatas.
  2. No descartes Lyme solo porque no viste una garrapata o no tienes eritema migrans.
  3. Si los síntomas persisten por más de dos semanas y no hay causa aparente, insiste en una evaluación más profunda.
  4. Considera la posibilidad de coinfecciones si presentas:
    • Sudoración nocturna intensa.
    • Síntomas respiratorios o disnea.
    • Dolor ocular, sensibilidad a la luz o síntomas neurológicos.

 

¿Cómo se relacionan estos síntomas con la infección por Borrelia?

  • Borrelia burgdorferi produce una respuesta inflamatoria multisistémica, afectando articulaciones, sistema nervioso, músculos, vasos sanguíneos y tejidos blandos.
  • Puede inducir la producción de citocinas proinflamatorias, lo que genera síntomas sistémicos incluso en ausencia de bacterias detectables en sangre.
  • También puede evadir el sistema inmune, esconderse en tejidos profundos y reactivarse en momentos de estrés o inmunosupresión (Middelveen et al., 2014).

 

Conclusión

En adultos, la fiebre leve, la fatiga y el dolor articular son síntomas comunes de la enfermedad de Lyme, pero también son fáciles de ignorar o malinterpretar. Por eso, escuchar al cuerpo, entender el contexto epidemiológico y actuar con conocimiento puede marcar la diferencia entre un diagnóstico temprano y años de sufrimiento injustificado.

Porque no se trata solo de tener “un mal día” o de “estar cansado por el estrés”. A veces, una garrapata invisible dejó una infección muy real.

 

Fuentes de consulta

  • García Meléndez, M. E., et al. (2014). Enfermedad de Lyme: actualizaciones. Gaceta Médica de México, 150, 84–95.
  • Becker, I., et al. (2014). Reservorios silvestres de Borrelia burgdorferi en el sureste de México. Revista Mexicana de Biodiversidad, 85(2), 530–543.
  • CDC. (2023). Signs and Symptoms of Lyme Disease. Centers for Disease Control and Prevention.
  • ILADS. (2022). Evidence-based guidelines for the management of Lyme disease. International Lyme and Associated Diseases Society.
  • Middelveen, M. J., et al. (2014). Persistence of Borrelia burgdorferi in tissues despite antibiotic treatment: A systematic review. Open Journal of Medical Microbiology, 4(3), 79–90.
  • Horowitz, R. (2013). Why Can’t I Get Better? Solving the Mystery of Lyme and Chronic Disease. St. Martin’s Press.

 

¿Tienes dudas o experiencias que compartir? ¡Déjalas en los comentarios!

Nota: Este blog no sustituye el diagnóstico médico. Si sospechas de Lyme, consulta a un profesional.

 

¿Quieres contribuir con nosotros? Escríbenos a fundacionlyme@gmail.com

 

Información recopilada y analizada por Luis Antonio Hernández Cuéllar.

Publicada el 9 de junio del 2025.

 

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