Jennifer Bidault: un caso que lo evidencia todo
La historia que demuestra por qué el Lyme no puede seguir
siendo ignorado en México
En México, miles de personas viven con síntomas
debilitantes, diagnósticos equivocados y tratamientos inadecuados. Muchas de
ellas ni siquiera saben que podrían estar enfrentando la enfermedad de Lyme.
Esta es la historia de Jennifer Yvonne Bidault López, un caso
emblemático que expone las fallas estructurales del sistema de salud
mexicano frente a esta enfermedad, y que se ha convertido en el eje de una petición
formal ante las autoridades sanitarias y de derechos humanos.
Un inicio lleno de obstáculos
Todo comenzó en 2020, cuando Jennifer empezó a presentar
síntomas compatibles con la enfermedad de Lyme: fatiga extrema, fiebre, dolores
articulares persistentes, neuropatías, problemas neurológicos y lesiones
cutáneas compatibles con el eritema migratorio. Como derechohabiente del
ISSSTE, acudió a hospitales públicos para recibir atención. Sin embargo, el
personal médico no consideró en ningún momento la posibilidad de Lyme, a
pesar de los síntomas clínicos.
En lugar de una atención integral, Jennifer fue víctima de estigmatización
médica y desestimación sistemática. En algunos momentos fue etiquetada con
diagnósticos psiquiátricos, ignorando su sintomatología física. El expediente
clínico fue manejado de forma irregular, y solo se obtuvo una copia después de
gestiones formales ante el Instituto Nacional de Transparencia (INAI).
Diagnóstico tardío, confirmado por medios privados
Ante la omisión institucional, Jennifer recurrió a médicos
privados y laboratorios internacionales. Fue así como en mayo de 2020 se
confirmó el diagnóstico de enfermedad de Lyme mediante pruebas
especializadas. El proceso no fue fácil ni accesible: implicó altos costos,
desgaste emocional, aislamiento social y una profunda sensación de abandono
institucional.
Este diagnóstico cambió por completo el rumbo de su vida y dejó
al descubierto la negligencia de las autoridades sanitarias mexicanas, que
no reconocen oficialmente la enfermedad de Lyme como un problema de salud
pública.
De experiencia personal a acción colectiva
A partir de su experiencia, Jennifer y sus acompañantes
emprendieron una serie de acciones legales, institucionales y sociales. Su caso
fue documentado y presentado ante:
- La Secretaría
de Salud Federal
- La Comisión
Nacional de Derechos Humanos (CNDH)
- La Comisión
de Salud de la Cámara de Diputados
- La Comisión
Nacional de Arbitraje Médico (CONAMED)
- El Órgano
Interno de Control del ISSSTE
A pesar de la magnitud del caso y de las pruebas entregadas,
ninguna de estas instituciones ha ofrecido una respuesta efectiva o
reparación del daño. En cambio, han respondido con indiferencia, trámites
burocráticos o silencio institucional.
¿Por qué este caso importa?
Jennifer no es la única. Su historia refleja lo que viven
decenas —posiblemente miles— de personas en México: enfermedades no
reconocidas, médicos que no están actualizados, protocolos ausentes,
negligencia estructural. Su caso se ha convertido en un símbolo del
abandono, pero también en un grito de exigencia y dignidad.
A través de su experiencia se visibilizan:
- La urgente
necesidad de capacitar al personal médico en enfermedades transmitidas
por garrapatas
- La carencia
de protocolos diagnósticos efectivos
- La falta
de inclusión del Lyme en el Catálogo Universal de Servicios de Salud
- La vulneración
de derechos humanos básicos, como el derecho a la salud, la
información y la justicia
Documentación disponible
Toda la información sobre este caso ha sido recopilada en la
petición formal titulada “La enfermedad de Lyme existe en México”,
disponible para lectura y descarga en el siguiente enlace:
Leer
documento completo (versión pública)
Además, puedes acceder a la carpeta general que contiene
anexos, evidencia científica y otros documentos relevantes:
Ver
carpeta completa
También en YouTube
Para conocer más sobre este caso y otros testimonios, visita
nuestro canal:
Fundación Lyme MX
Gracias por leer. Ayúdanos a compartir esta historia y a
exigir que nunca más se repita.
El caso de Jennifer es el caso de muchas personas. El Lyme existe. El
abandono también. Es hora de que eso cambie.
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