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Síntomas neurológicos en Lyme: niebla mental, parestesias y neuropatías

Cuando la infección ataca al sistema nervioso y nadie lo nota

La enfermedad de Lyme no solo afecta la piel o las articulaciones. En muchas personas, especialmente cuando no se trata a tiempo, Borrelia burgdorferi —la bacteria responsable— invade el sistema nervioso, generando síntomas que van desde hormigueos y entumecimiento hasta confusión mental, problemas de memoria o dolor crónico inexplicable.

Estos síntomas pueden ser intermitentes, variables e incluso invisibles en estudios tradicionales, lo que hace que muchos pacientes sean diagnosticados erróneamente con ansiedad, depresión, fibromialgia o trastornos psicosomáticos.

En esta entrada te explico por qué el sistema nervioso es uno de los blancos principales de la enfermedad de Lyme, cuáles son los síntomas neurológicos más frecuentes y por qué no deben ser minimizados ni ignorados.

 

¿Qué es la neuroborreliosis?

La neuroborreliosis de Lyme es una manifestación de la enfermedad en la que Borrelia afecta directamente el sistema nervioso central o periférico. Puede ocurrir en:

  • Fase diseminada temprana (semanas o meses después de la picadura).
  • Fase crónica o tardía (meses o años después, en ausencia de tratamiento adecuado).

“Borrelia tiene un fuerte tropismo neuroinvasivo, lo que significa que prefiere alojarse en el sistema nervioso, donde puede persistir durante años” (García Meléndez et al., 2014, p. 91).

 

¿Qué síntomas neurológicos son comunes en Lyme?

1. Niebla mental (brain fog)

  • Dificultad para concentrarse.
  • Problemas para recordar palabras, fechas, tareas simples.
  • Sensación de “no estar del todo presente”.
  • Lentitud para procesar ideas o responder.
  • Puede fluctuar día a día.

Es uno de los síntomas más reportados en Lyme crónico, pero también uno de los más incomprendidos, ya que no se detecta en análisis de sangre ni en resonancias convencionales.

 

2. Parestesias y hormigueos

  • Entumecimiento, cosquilleo o sensación de “electricidad” en extremidades.
  • Puede aparecer en manos, pies, cara o lengua.
  • A menudo migra de un lado a otro del cuerpo.
  • A veces genera miedo a padecer esclerosis múltiple o un ACV, aunque los estudios neurológicos suelen salir normales.

Las parestesias reflejan irritación o disfunción de los nervios periféricos, causada por inflamación o neurotoxicidad de la bacteria (ILADS, 2022).

 

3. Neuropatías periféricas

  • Dolor tipo ardor, pinchazos o calambres en pies o manos.
  • Hipersensibilidad al tacto o al frío.
  • Debilidad muscular inexplicable.
  • En casos crónicos, puede haber pérdida de reflejos o fuerza en miembros.

 

4. Alteraciones en nervios craneales

  • Parálisis facial (similar a la parálisis de Bell).
  • Visión doble o borrosa.
  • Pérdida parcial del gusto o audición.
  • Tinnitus (zumbidos constantes).
  • Sensibilidad extrema al sonido o la luz.

Estos síntomas a menudo se descartan si no se presentan todos juntos o si no hay lesiones en imágenes de resonancia.

 

5. Disautonomía (disfunción del sistema nervioso autónomo)

  • Mareos o vértigo al estar de pie.
  • Taquicardia inexplicable o sensación de “palpitaciones sin razón”.
  • Intolerancia al calor o al esfuerzo.
  • Trastornos digestivos funcionales (sin causa anatómica clara).

Muchos pacientes con Lyme desarrollan cuadros compatibles con síndrome de taquicardia ortostática postural (POTS) o síndrome de activación mastocitaria (MCAS), vinculados a disfunción neuroinmune (Horowitz, 2013).

 

¿Por qué los estudios tradicionales suelen salir normales?

  • Las resonancias cerebrales pueden no detectar inflamación difusa o intermitente.
  • Las punciones lumbares rara vez muestran cambios en fases crónicas.
  • Los exámenes de conducción nerviosa pueden ser normales, especialmente en neuropatía leve o intermitente.
  • Los análisis de sangre no reflejan la actividad neurológica de la bacteria.

Esto lleva a muchos médicos a decir: “todo está bien”, cuando en realidad el paciente sabe que algo anda mal.

 

¿Cómo causa Borrelia estos síntomas?

  1. Inflamación directa: la bacteria puede alojarse en ganglios, raíces nerviosas, plexos y tejido cerebral.
  2. Autoanticuerpos: en algunos casos, la infección dispara la producción de anticuerpos contra tejidos neuronales, generando daño tipo autoinmune (Chandra et al., 2010).
  3. Neurotoxicidad indirecta: a través de citocinas inflamatorias, desregulación de neurotransmisores y daño mitocondrial.

 

¿Cuándo sospechar que estos síntomas podrían ser Lyme?

  • Si comenzaron semanas o meses después de una picadura de insecto, contacto con garrapatas, o tras un viaje a zonas rurales o boscosas.
  • Si los síntomas van y vienen o migran.
  • Si hay síntomas neurológicos + fatiga + dolores musculares/articulares.
  • Si los estudios son normales, pero los síntomas persisten.

No hace falta tener todos los síntomas. En Lyme, cada persona puede presentar un “combo” distinto de manifestaciones neurológicas.

 

¿Estos síntomas tienen tratamiento?

Sí, aunque el enfoque debe ser individualizado, integral y muchas veces prolongado.

  • Tratamiento antimicrobiano dirigido (para Borrelia y coinfecciones).
  • Terapias neurológicas de apoyo (neuroprotectores, antiinflamatorios naturales, suplementos).
  • Rehabilitación cognitiva.
  • Manejo del dolor y apoyo psicológico.
  • Desintoxicación celular y mejora de la función mitocondrial.

La clave está en reconocer que el problema es real, y no abandonar al paciente con la frase: “todo está bien, es solo estrés”.

 

Conclusión

Los síntomas neurológicos en la enfermedad de Lyme son reales, frecuentes y profundamente incapacitantes. Desde la niebla mental hasta las neuropatías, cada manifestación habla del impacto profundo que una bacteria puede tener en el sistema nervioso humano.

Escuchar al paciente, ver el cuadro completo y no depender solo de pruebas convencionales es el primer paso hacia un diagnóstico justo. Porque lo invisible también enferma, y lo que no se ve también debe ser atendido.

 

Fuentes de consulta

  • García Meléndez, M. E., et al. (2014). Enfermedad de Lyme: actualizaciones. Gaceta Médica de México, 150, 84–95.
  • Chandra, A., et al. (2010). Anti-neural antibody reactivity in patients with a history of Lyme borreliosis and persistent symptoms. Brain, Behavior, and Immunity, 24(6), 1018–1024.
  • ILADS. (2022). Evidence-based guidelines for the management of Lyme disease. International Lyme and Associated Diseases Society.
  • Horowitz, R. (2013). Why Can’t I Get Better? Solving the Mystery of Lyme and Chronic Disease. St. Martin’s Press.
  • Middelveen, M. J., et al. (2014). Persistence of Borrelia burgdorferi in tissues despite antibiotic treatment: A systematic review. Open Journal of Medical Microbiology, 4(3), 79–90.
  • CDC. (2023). Neurological complications of Lyme disease. Centers for Disease Control and Prevention.

 

¿Tienes dudas o experiencias que compartir? ¡Déjalas en los comentarios!

Nota: Este blog no sustituye el diagnóstico médico. Si sospechas de Lyme, consulta a un profesional.

 

¿Quieres contribuir con nosotros? Escríbenos a fundacionlyme@gmail.com

 

Información recopilada y analizada por Luis Antonio Hernández Cuéllar.

Publicada el 9 de junio del 2025.

 

 

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