El enemigo en espiral detrás de la enfermedad de Lyme: Borrelia
La enfermedad de Lyme no existiría sin su agente principal:
la bacteria Borrelia. Este microorganismo es el motor detrás de
una de las enfermedades más complejas y debatidas de la medicina moderna. Su
forma, su capacidad de adaptación y su inteligencia biológica han desconcertado
a científicos durante décadas. Comprender cómo es, cómo actúa y cómo sobrevive
en el cuerpo humano es fundamental para entender por qué el Lyme puede volverse
crónico, sistémico y tan difícil de tratar.
Esta entrada explora, con lenguaje claro pero detallado, qué
es la bacteria Borrelia, qué tipos existen, cómo se comporta en el cuerpo
humano y qué la hace tan resistente.
¿Qué es Borrelia?
Borrelia es un género de bacterias perteneciente al
filo Spirochaetes, caracterizadas por su forma helicoidal (como un
sacacorchos). A diferencia de muchas bacterias comunes, las espiroquetas no
se mueven por cilios ni flagelos externos, sino que poseen filamentos
internos llamados endoflagelos, que les permiten avanzar en medios viscosos
como la linfa, el líquido sinovial o el sistema nervioso.
La especie más conocida es Borrelia burgdorferi, pero
en realidad existen más de 20 especies patógenas en el complejo Borrelia
burgdorferi sensu lato.
¿Qué tipos de Borrelia causan enfermedad de Lyme?
Complejo Borrelia burgdorferi sensu lato (s.l.)
Este complejo agrupa a múltiples especies genéticamente
relacionadas que pueden causar enfermedad de Lyme en humanos y animales:
- B.
burgdorferi sensu stricto (s.s.) → principal en América del Norte.
- B.
garinii → común en Europa y Asia; asociada a manifestaciones
neurológicas.
- B.
afzelii → Europa; relacionada con síntomas cutáneos crónicos.
- B.
bavariensis, B. bissettii, B. americana, B. valaisiana, B. andersonii
→ reportadas en diversas regiones.
En México se han identificado cepas compatibles con B.
burgdorferi s.s. y otras del complejo s.l., incluyendo en fauna silvestre,
garrapatas y muestras humanas (Gutiérrez et al., 2010; García Meléndez et al.,
2014).
Además, existen otras especies no clasificadas dentro del
complejo s.l., pero con potencial patógeno:
- B.
mayonii → descubierta en EE. UU. en 2016, causa fiebre alta y síntomas
digestivos.
- B.
miyamotoi → transmitida por las mismas garrapatas; produce un cuadro
similar a fiebre recurrente.
- B.
hermsii, B. parkeri, B. turicatae → causan fiebre recurrente
transmitida por garrapatas blandas (Ornithodoros spp.), presente
también en México.
Morfología: ¿cómo es Borrelia?
Borrelia tiene una estructura alargada, helicoidal
y flexible, que le permite atravesar tejidos con facilidad.
Características clave:
- Longitud:
10–30 micras.
- Diámetro:
0.2–0.5 micras.
- Se
mueve mediante endoflagelos ubicados entre la membrana interna y externa.
- No
tiene lipopolisacáridos (LPS) como otras bacterias gramnegativas, lo que le
permite evadir parcialmente la respuesta inmune.
Formas morfológicas de Borrelia:
Uno de los aspectos más fascinantes (y problemáticos) de Borrelia
es su pleomorfismo: puede adoptar distintas formas dependiendo de las
condiciones del medio, el sistema inmune y la exposición a fármacos.
- Espiroqueta
activa: forma infecciosa en sangre y tejidos.
- Forma
L (sin pared celular): sobrevive a antibióticos que actúan en la pared
(como betalactámicos).
- Forma
quística (esferoplasto): resistente a fármacos, forma de latencia
intracelular.
- Forma
biofilm: comunidades organizadas que se protegen en una matriz
pegajosa; extremadamente resistentes a antibióticos.
Este pleomorfismo es una de las razones por las cuales el
Lyme puede volverse persistente y crónico, y por qué los tratamientos
cortos suelen fallar en fases avanzadas (Stricker et al., 2014; ILADS, 2022).
¿Cómo se reproduce y sobrevive en el cuerpo humano?
A diferencia de otras bacterias, Borrelia tiene un tiempo
de replicación lento (12–24 horas o más), lo que le permite evitar una
respuesta inmune explosiva y pasar desapercibida.
Estrategias de supervivencia:
- Inmunoevasión:
modifica sus proteínas de superficie (VlsE) para “esconderse” del sistema
inmune.
- Sequestración
en tejidos profundos: cartílago, sistema nervioso central, ojos.
- Infección
intracelular: entra en células endoteliales, gliales o fibroblastos.
- Formación
de biofilm: protege a la bacteria de antibióticos, anticuerpos y
radicales libres.
Estas capacidades la convierten en una bacteria
persistente y resistente, que puede reactivarse tras meses o años si no es
erradicada por completo.
¿Cómo actúa en el cuerpo humano?
Una vez que entra al organismo, generalmente tras la
picadura de una garrapata infectada, Borrelia:
- Se
multiplica localmente en la piel (a veces generando el eritema migrans).
- Entra
en el torrente sanguíneo y se disemina a órganos distantes.
- Invade
tejidos como articulaciones, sistema nervioso, corazón o piel.
- Puede
permanecer latente o en formas inactivas durante largos periodos.
La respuesta del sistema inmune, sumada a la inflamación
inducida por la bacteria, causa una variedad de síntomas que pueden cambiar
con el tiempo: desde fiebre y fatiga inicial, hasta artritis, neuropatía,
trastornos cognitivos y disautonomía en fases tardías (García Meléndez et al.,
2014, p. 89).
¿Cuál es su ciclo ecológico?
Borrelia forma parte de un ciclo zoonótico
complejo, donde necesita:
- Un
vector: generalmente una garrapata (como Ixodes scapularis, Amblyomma
mixtum, etc.).
- Un
reservorio natural: roedores, aves, zarigüeyas, etc.
- Un
hospedero incidental: como el ser humano o animales domésticos.
En este ciclo:
- Una
garrapata larva se alimenta de un animal infectado.
- Adquiere
Borrelia y, al convertirse en ninfa o adulto, puede transmitirla a
otros huéspedes.
- El
humano entra en contacto con la garrapata y se convierte en huésped
accidental.
- Si
no es diagnosticado y tratado a tiempo, Borrelia puede quedarse en
el organismo durante años.
En México, este ciclo se ha documentado en diversas
regiones, incluyendo Chiapas, Veracruz, San Luis Potosí y Yucatán (Becker et
al., 2014; Gutiérrez et al., 2010).
¿Cómo se detecta en laboratorio?
Detectar Borrelia puede ser difícil por varias
razones:
- La
bacteriemia suele ser intermitente y de baja carga.
- Muchas
veces está oculta en tejidos, no en sangre.
- Puede
no generar una respuesta de anticuerpos detectable si hay disfunción
inmune.
Pruebas usadas:
- Western
Blot: detecta anticuerpos específicos; sensible pero sujeto a
interpretación.
- ELISA:
usado como primera línea, pero poco confiable en fases tempranas o
crónicas.
- PCR:
detecta ADN de Borrelia en sangre, LCR, orina o biopsias.
- Microscopía
en campo oscuro, tinciones especiales, cultivos enriquecidos
(limitados a laboratorios especializados).
En México, la disponibilidad de estas pruebas es limitada,
lo que ha contribuido al subdiagnóstico de la enfermedad (Sosa-Gutiérrez et
al., 2016).
Conclusión
Borrelia no es una bacteria cualquiera. Su
estructura, sus formas de adaptación, su lentitud engañosa y su capacidad para
persistir en el cuerpo humano la convierten en un patógeno extraordinario… y
temible. Comprender cómo vive, se transforma y sobrevive es fundamental para
poder enfrentar la enfermedad de Lyme de manera eficaz y compasiva.
Mientras no se reconozca la verdadera naturaleza de esta
bacteria, seguirá habiendo pacientes ignorados, diagnósticos errados y
tratamientos insuficientes. Porque, como en toda guerra, conocer al enemigo
es el primer paso para ganar la batalla.
Fuentes de consulta
- Becker,
I., et al. (2014). Reservorios silvestres de Borrelia burgdorferi en el
sureste de México. Revista Mexicana de Biodiversidad, 85(2), 530–543.
- Feria-Arroyo,
T. P., et al. (2014). Amblyomma
ticks as potential vectors of Borrelia in Mexico. Journal of Vector
Ecology, 39(1), 135–145.
- García
Meléndez, M. E., et al. (2014). Enfermedad de Lyme: actualizaciones.
Gaceta Médica de México, 150, 84–95.
- Gutiérrez,
V., Becker, I., et al. (2010). Distribución de garrapatas del género
Ixodes y su papel como vectores en México. Revista Biomédica, 21(4),
215–230.
- Stricker, R. B., et al. (2014).
The limitations of the two-tier test for Lyme disease. Clinical
Infectious Diseases, 58(5), 700–701.
- ILADS. (2022). Evidence-based
guidelines for the management of Lyme disease. International
Lyme and Associated Diseases Society.
- Horowitz, R. (2013). Why
Can't I Get Better? Solving the Mystery of Lyme and Chronic Disease. St.
Martin’s Press.
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Nota: Este
blog no sustituye el diagnóstico médico. Si sospechas de Lyme, consulta a un
profesional.
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Información recopilada y analizada por Luis Antonio
Hernández Cuéllar.
Publicada el 7 de junio del 2025.
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